Testimonios: Antes y Después de Operación Sonrisa Venezuela
Arnoldo

Sólo tenía cinco años, pero ya sabía lo que era el rechazo, la negación y la decepción. Es una lección difícil para un niño como yo con tantas ganas de ser normal. Sin culpa alguna, nací con un labio hendido que me dejó con la cara desfigurada. Dice mi madre que cuando salía de mi casa, me agachaba y me cubría la cabeza porque me dolía tanto que se me quedaran viendo. Pero me encanta jugar béisbol y tuve que armarme de valor para juntarme con los niños de mi pueblo y jugar por la manera en que se burlaban de mí.

Cada noche antes de irme a dormir, yo me arrodillaba y oraba por un milagro que me dejara con la cara igual que otros niños. Mis oraciones fueron contestadas. Durante una campaña de Operación Sonrisa en Barinas, Venezuela, fui unos de los 160 niños seleccionados para la cirugía. Cuando mi padre me vio en la sala de recuperación dijo: "Siento gozo, mucho gozo. Les agradezco a todos los doctores. Que sigan ejerciendo esta buena obra, no solamente para mi propio hijo, pero para todos los niños que la necesitan."